Fuente: Consalud.es
ConSalud.es entrevista a Teresa Bobes-Bascarán, facultativo especialista Psicología Clínica, sobre uno de los momentos más devastadores para cualquier profesional de la salud mental: el suicidio de un paciente
El suicidio de un paciente es uno de los golpes más duros que puede recibir un psicólogo. Según los datos, entre un 20% y un 50% de los psicólogos atraviesan esta experiencia a lo largo de su carrera, dependiendo del área de especialización. Pero lo que pocos dicen es que, detrás de las estadísticas, se esconden historias de duelo silencioso y profesionales que continúan trabajando mientras cargan con una herida invisible.
“El impacto emocional inmediato es devastador: una mezcla de shock, tristeza profunda y, a menudo, una sensación de responsabilidad que puede ser abrumadora”, así lo afirma en una entrevista concedida a ConSalud.es, Teresa Bobes-Bascarán, facultativo especialista Psicología Clínica y Prof. Asociada de la Universidad de Oviedo. Y añade que en esos momentos, muchos profesionales se enfrentan a una pregunta que los consume: “¿pude haber hecho algo más?”.
Para los profesionales que han pasado por esta situación, “el apoyo más efectivo combina dos elementos clave: espacio para expresar la vulnerabilidad y orientación profesional que permita procesar lo ocurrido”. Apunta la experta que “supervisión clínica, acceso a terapia personal y grupos de apoyo entre colegas son fundamentales para afrontar el dolor y reconstruir la confianza en uno mismo”.