El presente trabajo quiere hacer patente, e incidir, en un hecho cierto y quizás no bien resuelto, por obviado, en la mayoría de las situaciones. Durante el proceso adictivo se van configurando, construyendo entornos relacionales, estructuras emocionales, cognitivas y de percepción, forma de vivir, forma de mirar, que llevan no sólo a la persona consumidora, sujeto/objeto de la adicción, sino a todos los que la rodean, a desarrollar un mundo existencial regido y determinado por reglas, valores y normas marcados por la misma adicción, en el cual se generan diferentes patologías, si se me permite la expresión, que necesitan una respuesta preventiva y asistencial. Lo llamo contaminación adictiva. La familia enferma, y todos y cada uno de sus integrantes, pareja, hijos/as, se encontrarán inmersos en un mundo donde todo gira en torno al consumo, uso y/o abuso, dependencia, y, en definitiva, la adicción se convierte en el centro de todo un proceso vital compartido, incluso, y paradójicamente, en la abstinencia.
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Autor
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Antonio García Patiño - Centro de Tratamiento Ambulatorio de la Asociación de Drogodependencias de Ronda y Comarca (ARDE)
Palabras clave:
Contaminación adictiva, entornos, consecuencias, familia enferma, hijos/as de alcohólicos/as, calidad de vida, sucesos vitales.