El consumo de etanol durante la gestación puede inducir un espectro continuo de efectos adversos que incluyen: aumento en el número de abortos espontáneos, disminución del peso del neonato, alteraciones en la conducta y desarrollo psicomotor del niño, etc., dependiendo de la cantidad, período de exposición al alcohol y grado de alcoholismo materno; aunque existen otros factores de riesgo que pueden agravar los efectos tóxicos del alcohol sobre el feto. En el extremo de estas alteraciones se encuentra el Síndrome Alcohólico Fetal (SAF). Este síndrome, que es en la actualidad la causa reconocible más frecuente de retraso mental, su frecuencia oscila entre 1.9/1.000 niños nacidos en EE.UU. a 1/1.00 en indios Canadienses, siendo en España de - 2/1.000. Sus principales características incluyen dismorfismo facial, retraso en el crecimento pre y postnatal y disfunciones del sistema nervioso central, incluyendo retraso mental. Esta última alteración es la manifestación más constante e importante del SAF y su patogenia no ha sido esclarecida. A este respecto, hemos demostrado que el etanol retrasa el desarrollo neuronal y sináptico y probablemente también la formación de conexiones sinápticas. También altera la estructura de las membranas de las células nerviosas. Estas alteraciones pueden desempeñar un papel central en el mecanismo de la microcefalia, retraso mental y otras dis funciones del sistema nervioso de los hijos de madres alchólicas.
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Autor
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Consuelo Guerri - Instituto de Investigaciones Citológicas de la Caja de Ahorros de Valencia
Palabras clave:
Síndrome alcohólico fetal, embriopatía, alcohol, acetaldehido, alteraciones cerebrales.