La concepción de la adicción como una enfermedad crónica con base cerebral se ha hecho
predominante en los últimos años. Desde ella, se promueve la idea de que una persona con un
trastorno adictivo sufre cambios en la estructura y el funcionamiento de su cerebro haciendo
que pierda el autocontrol sobre su comportamiento. Además, desde este modelo biomédico, las
personas que abusan de las drogas son consideradas enfermas promoviendo su atención médica
y su consideración social siendo así, el individuo más propenso a externalizar los motivos de las
recaídas y de los abandonos y mostrando menos implicación en su rehabilitación. Debido a estas
asunciones, en los últimos años han proliferado los estudios que cuestionan este modelo desde
el ámbito metodológico, ético y sociológico. Por ello, en esta revisión pondremos en duda esta
perspectiva reduccionista destacando la necesidad de considerar la interrelación entre el cerebro
y el entorno para proporcionar una comprensión más amplia e integral de la adicción. Para ello,
proponemos que la neuropsicología y su estudio de los procesos cognitivos es la mejor manera de
entender tanto el inicio como el curso de los trastornos adictivos.
Autor
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Patricia Sampedro-Piquero - Departamento de Psicología Biológica y de la Salud. Facultad de Psicología. Universidad Autónoma de Madrid.
Palabras clave:
Adicción, Cognición, Neuropsicología, Tratamiento.